El pasado lunes, Raw nos dejó un notable momento para la hemeroteca, cuando el regreso de Triple H a la TV propició la coronación de Kevin Owens como nuevo Campeón Universal WWE, ya que muchos no esperaban la traición de Hunter hacia su hasta entonces talento favorito, Seth Rollins. Una rivalidad y futuro enfrentamiento, sin embargo, que se preveía irremediable y que era el plan inicial para WrestleMania 32 y ahora podría ser el definido para la próxima edición del magno evento.
Triple H no aparecía en escena desde su derrota a manos de Roman Reignsprecisamente el pasado 3 de abril en Arlington, y desde entonces su labor se ha multiplicado como uno de los principales autoridades de la compañía, trayendo el regreso de la división crucero a través del Cruiserweight Classic y consolidando la posición de NXT.
Y es que el show amarillo sigue siendo para él el gran diamante a preservar de las decisiones creativas llevadas a cabo por Vince McMahon, a quien debe obedecer irremediablemente en algunas ocasiones (caso del manejo del personaje de Finn Bálor). Como alto cargo, parece evidente que su cercanía a Stephanie McMahon lo ha colocado en una posición favorable durante esta rivalidad entre marcas, y ya se habló de su responsabilidad directa durante dos pasadas citas de Raw y SmackDown.
Analizando la nómina de talentos ascendidos durante el Draft, la marca roja se antoja su segundo NXT, añadiendo el peso de los actuales baluartes. Rollins fue el primer campeón en la historia de la tercera marca y a día de hoy figura como la principal cara de Raw. Bálor, pese a que su coronación seguramente fue el plan B respecto al positivo por dopaje de Reigns, es otro firme estelarista en el futuro: supremo icono de los últimos años de NXT. Caso homólogo al de Bayley, recién incorporada a las noches de los lunes como inminente primera técnica de la división femenina y tercer gran nombre junto aSasha Banks y Charlotte, también talento “made in NXT”: ¿es Triple H el verdadero artífice de la Revolución de las Divas?.
Y llegamos así hasta Owens, que junto aSami Zayn ha demostrado su capacidad para estar bajo los grandes focos en un primer año brillante. Contra todo pronóstico, ha conseguido el segundo título más importante de una compañía cuyo dueño acostumbra a destilar otros perfiles de monarca, y parece que la mano de HHH tiene bastante que ver. Esto tal vez venga a desmentir finalmente las supuestas preferencias del ex-DX por físicos impactantes en detrimento de luchadores con verdadera calidad; idea recalcada por Bret Hart en numerosas ocasiones. De nuevo, me remito al caso de Bálor, un peso crucero con todas las de la ley.
Pero como todos los análisis, esta buena praxis también revela otro hecho menos alentador. Hunter ya dejó claro que la división de marcas no afectaría a NXT y que esta daría un paso adelante al dejar de ser el territorio de desarrollo oficial. Perocon un peso muy importante dentro de Raw, es casi natural la tendencia al ascenso de luchadores para su explotación definitiva allí, en buena medida ordenada por su suegro. Digamos que el término “potencial” quedará como exclusivo de esta etapa iniciática, independientemente de que los intentos fracasen (caso de Tyler Breeze). ¿O no resulta lógico que los creativos quieran reservar las mejores cotas de excelencia de Shinsuke Nakamura para los shows más importantes?.
Esta guerra interna en WWE está llevando a traer todo el arsenal disponible para cada facción principal, y de nuevo la tercera en discordia será la perjudicada. Triple H intenta encajar dentro de este conflicto de intereses, y confío en que hará lo mejor dentro de lo posible para que NXT siga siendo un reducto de buena lucha libre. Paradójicamente, parece que la excelencia de este primer escalón debe ir en detrimento de los demás shows para que estos brillen, y viceversa, pues hay que admitir que sus mejores años coinciden con un periodo de considerable mediocridad dentro de los escenarios estrella. ¿Será posible elevar esta excelencia al cubo? Sólo el tiempo lo dirá
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