Uno de los luchadores que más opiniones encontradas suscita cada nueva temporada es Bray Wyatt, desde su esperado debut en el elenco principal allá por julio de 2013. Y parece que por ahora, en este nuevo panorama tras la separación de marcas, nada ha cambiado (por desfortuna) para él. Backlash 2016 iba a suponer un punto importante en su carrera, ahora que todos proclaman que SmackDown se convertirá en la tierra de las oportunidades, al enfrentarse a Randy Orton, uno de los estandartes de la compañía.
Pero una conmoción provocada por Brock Lesnar durante SummerSlam 2016 impidió que “La Víbora” llegara en condiciones viables para competir. ¿Qué hicieron entonces los creativos? Pues qué mejor oponente de recambio que Kane… Y como si algo sale mal siempre puede ir peor, un RKO acabó costándole la derrota al hombre que lleva 3 años clamando ser el Dios de WWE. Y que conste que no digo que el combate fuese malo, pues acabó resultando entretenido, mas, ¿de verdad era necesaria otra derrota para él?
Casi por sincronicidad, estamos asistiendo en el show rival al ascenso del hermano de Widham Rotunda, Bo Dallas. Con un estilo agresivo, suma ya su tercera victoria individual este año bajo programación televisiva de WWE. Un dato que muchos medios no han podido ignorar, porque se trata de una más que su hermano bajo el mismo periodo de tiempo. Cageside Seats ya reportó que este mini-impulso venía condicionado por la necesidad de buscar a Bin Wang, la nueva promesa china, un oponente mínimamente legítimo para su debut en Shangai, y que tras esto, Dallas regresaría a los abismos. Pero parece que la dinámica triunfadora no se ha interrumpido, pues de nuevo lo vimos apalizar a un luchador local en la última edición de Raw, hecho que ha supuesto el dato sobre el que reflexiona este artículo.
Llegue a donde llegue esta nueva aventura de Dallas, denota la deriva creativa en la que se encuentra el personaje de Wyatt. Sé que la herencia recibida de los últimos coletazos de la unificación fue complicada, con un equipo en desmantelación y sin un considerable prestigio individual para que “El Devorador de Mundos” afrontara una aventura en solitario, pero no justifica otra nueva derrota ante una vieja gloria semi-retirada (con todos mis respetos para Kane). De nuevo, este luchador marca un punto abisal en su carrera, al igual que sucedió tras Fastlane 2016.
Si Shane McMahon quiere de verdad hacernos creer que su facción representa en general lo opuesto a la de su hermana, debe demostrarnos en particular que puede sacar provecho del ex-patriarca. Porque poco a poco, cada semana está consiguiendo marcar territorio, pero en Backlash 2016, pecó de conservador con esta decisión, y ese pecado es el más grave para la IWC. Por ahora, considero que Raw está sacando más provecho de sus estrellas principales, aunque como he argumentado varias veces, desde el comienzo estamos viendo una guerra desigual. Tal vez Wyatt siga siendo la bestia negra de los creativos, y otro de los favores de Vince McMahon a su hija fuese la de que SD cargara con el peso del luchador.
Ya desarrollé en un análisis la complejidad de Bray, y expuse que para explotar todo ese potencial, debía gozar de una singularidad a la altura de CM Punk o Stone Cold en su momento, de lo contrario disfrutaríamos de una versión limitada. ¿Traicionaría así el show azul su propio espíritu concediendo tanto protagonismo a un solo luchador?¿O simplemente siguen sin saber qué hacer con él? La teoría de la navaja de Ockham se impone aquí como respuesta.
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