Cierto que aún queda más de mes y medio para WrestleMania, y las predicciones casi siempre se hacen agua de borrajas ante los cambios que durante estas fechas pueden producirse.
Hoy día, ya podemos vislumbrar los principales combates del cartel del 2 de abril en Orlando. De hecho, ya se confirmó la primera lucha: Goldberg vs. Brock Lesnar, que según los reportes, pondrá en juego el Campeonato Universal WWE, además de constituir el estelar del evento. Por otra parte, e incluso sabida con anterioridad, aunque no confirmada formalmente, tendremos a Big Show vs. Shaquille O’Neal. Por lo demás, se trata de informaciones reportadas por medios fiables, véase Wrestling Observer, pero nada que verdaderamente podamos dar por sentado. Así, tenemos el siguiente panorama:
– Goldberg vs. Brock Lesnar por el Campeonato Universal WWE
– Big Show vs. Shaquille O’Neal
– Triple H vs. Seth Rollins
– Roman Reigns vs. The Undertaker
– Bray Wyatt vs. Randy Orton vs. Luke Harper por el Campeonato WWE
– Dean Ambrose vs. Baron Corbin por el Campeonato Intercontinental WWE
– Bayley vs. Charlotte vs. Sasha Banks vs. Nia Jax por el Campeonato Femenil de Raw
– Naomi vs. ¿? por el Campeonato Femenil de SmackDown
– Luke Gallows & Karl Anderson vs. ¿? por el Campeonato de Parejas de Raw
– American Alpha vs. ¿? por el Campeonato de Parejas de SmackDown
– Neville vs. ¿? por el Campeonato de Peso Crucero WWE
– AJ Styles vs. Shane McMahon
– Chris Jericho vs. Kevin Owens
– John Cena & Nikki Bella vs. The Miz & Maryse
14 combates en total, al que habría que añadirle, quizá, el correspondiente al Campeonato de los Estados Unidos y alguna sorpresa en forma de regreso legendario (¿Kurt Angle?). Por tanto, nos pondríamos entonces en los 16 choques, a todas luces excesivo, bajo mi punto de vista. WWE tendrá que hacer verdaderos malabares para encajar a todo su plantel habitual. Y alguien tendrá que figurar en el Kickoff; me temo que los cruceros serán unos de los sacrificados.
Jim Ross comentó bajo una reciente entrevista, donde vio con buenos ojos el estelar entre Goldberg y Lesnar, que el resto de talento se verá beneficiado y motivado de esta manera para tener un puesto en el estelar del próximo año. Discrepé entonces y discrepo ahora cada vez que echo un vistazo al presumible cartel. No dudo que haya uno o dos combates que superen los veinte minutos, pero irremediablemente a costa de otros que podrían robarse el show si se les concedieran algunos minutos extra. Me aventuro a decir que el Shaq-Show durará lo mismo que la lucha de cruceros.
Uno de los ingredientes clave de la fórmula del éxito de los TakeOver de NXT es precisamente su número de encuentros, siempre rondando la cantidad justa. Y eso mismo ocurrió en Royal Rumble (2017), con sólo 4 además de la Batalla Real. WM 33 tiene todos los visos de batir récords de tiempo, y aún así, tendrán que quedarse fuera algunas de sus luchas titulares u otros choques de menor relevancia para la cúpula directiva. Pueden apostar lo que quieran a que John Cena y su intrascendente duelo mixto encontrarán hueco.
La separación de marcas fue un arma de doble filo, y ahora, cuando llegamos a WM, se hace muy notoria, poniendo de manifiesto todos los vicios latentes: predilección por Raw (Goldberg-Lesnar de estelar), exceso de cinturones que acaban armando rivalidades de poca calidad, o un alejamiento de lo extremo. Digamos que en su epifanía particular tenemos el mejor retrato de WWE.
Personalmente, creo que la segunda “Brand Extension” vino motivada por simple proselitismo, no por un verdadero próposito de ofrecer oportunidades a Superestrellas como AJ Styles, Kevin Owens o Bray Wyatt. “El Fenomenal”, sin ir más lejos, ha sido El Luchador con mayúsculas de 2016, e intuimos que seguirá por los mismos fueros este 2017. ¿De qué sirve entonces la separación si el mejor gladiador de la empresa no figurará en el estelar? ¿De qué sirve una reestructuración si bajo el magno evento las atalayas siguen ocupadas por los mismos?
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